Soy árbol enraizado, a la vera del
camino,
inamovible, endeble, con un dolor
paulatino,
que pulula por las ramas, de mi
desatino.
En este terruño seco, polvoriento y
cansado,
se excava muy hondo, por un solo bocado,
así desestimado, soy víctima del
taimado.
Vienen y van a mi lado y yo sigo
encadenado,
en esta tierra sin gozo, no existe
alborozo,
solo la soledad absurda, de un ser
condenado.
Un ave carpintera, me carcome diariamente,
no puedo defenderme, me atiza un dolor
ardiente,
esta ave cizañera, me lastima
tenazmente.
En mi cuerpo los hongos, gozan de gran
festejo,
me pudren cada día, cual buitres hacen
concejo,
yo sin poder moverme, inerte, solo me
quejo.
Mis ramas ya desnudas, no tienen ninguna
vida,
Soy solo el cruel reflejo, de
putrefacta guarida,
hoy mi vida es perdida, no hay ninguna
salida.
Genevieve Moon, derechos reservados...
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